La embarcación "Siempre Cuca", con el alcalde Ángel Vega a bordo, ha salido a mitad de la bahía al encuentro de la flota oficial en la que los Reyes Magos enfilan las poblaciones costeras. El fiero temporal que estos días ha hostigado el litoral cántabro ha dado una pequeña tregua para facilitar su embarque en la nave del cabildo pejino. Ya en cubierta han enfilado hacia el pantalán de cortesía de la nueva dársena pesquera. Allí aguardaban decenas de pajes y efectivos de la Policía Local que han improvisado un pasillo para facilitar el avancede tan ilustres visitantes entre la marea de niños y niñas que porfiaban por captar su atención.

La jornada ha recuperado el sol tras una víspera pasada por agua que puso de los nervios a quienes tienen señalada esta noche en rojo como su favorita de todo el año. El tronar de tambores y timbales a ritmo de batukada ha ambientadoal mediodía los rincones de una villa acostumbrada a agasajar con cariño a Melchor, Gaspar y Baltasar. Ninguno de los tres ha ocultado su satisfacción ante las majestuosas carrozas dispuestas a pie de Marina Seca por el Ayuntamiento de Laredo con la firma del carrocista Abelardo Landera y su equipo.

Con los Reyes Magos acomodados en sustronos de fantasía se ha activado el fluir de una comitiva integrada por más de un centenar de efectivos. Su ubicación se anticipaba por el estruendo de los elementos pirotécnicos y sirenas junto a los destellos luminosos incluidos en el vistoso operativo coordinado por el área de Turismo y Festejos. La Policía Localy los integrantes del grupo de batukada XTreme, gigantes incluidos, han abierto un desfile en el que, como es habitual, se han integrado vehículos de los Bomberos y de Cruz Roja y que ha estado amenizado por la Banda de Música Municipal y por la Asociación Cultural "Ventolines". Junto a ellos, las evoluciones del grupo Artelier y su artefacto Rafa la Jirafa, han desatado las carcajadas de un público que ha abarrotado las aceras por las que ha discurrido el festejo.Un año más, han sido cientos los kilos de caramelos repartidos desde las carrozas desencadenando una amistosa competición para hacerse con este sabroso botín.
Acento pejino
Claro que en el capítulo de predilecciones, quienes se han vuelto a llevar el gato al agua, de largo, han sido Melchor, Gaspar y, sobre todo, un Baltasar que ha estirado el protocolo hasta permitirse danzar al ritmo de la música que sonaba por megafonía. Pasadas las sietede la tarde la comitiva ha alcanzado el nuevo Ayuntamiento, donde aguardaban apostadas cientos de personas que han hecho un atajo al trayecto oficial para contemplar por segunda vez a sus Majestades. Tras ascender hasta la balconada municipal, el alcalde les ha dado la bienvenida, ha defendido el buen comportamiento de los niños y niñas de la villa y se ha congratulado de las buenas noticias que asoman en el horizonte para la Puebla Vieja. Como portavoz de Sus Majestades, y haciendo gala de una exquisita pronunciación del castellano, incluso con deje pejino, el rey Gaspar ha hecho un llamamiento a la ilusión y a no dejar de soñar.

Finalizados los discursos y con la encomienda para los más pequeños de acostarse temprano para facilitarles su labor, Sus Majestades de Oriente han entregado los premios a los vencedores del certamen “Pinta la Navidad”. A continuación han puesto rumbo al Hospital Comarcal, donde han entregado pequeños obsequios a quienes están ingresados en fechas tan señaladas. Sin solución de continuidad, su siguiente parada ha sido en la Residencia de Mayores. Allí han sido testigos de que el cariño que desatan es independiente de la edad de sus incondicionales. Con la discreción que les caracteriza se han ausentado del lugar tras haber repartido distintos detalles entre los residentes y han iniciado su desenfrenado reparto de regalos por todos los hogares laredanos. Una tarea en la que suelen demorarse hasta altas horas de la madrugada con esa eficacia inimitable que, en tiempo récord, es capaz de adivinar las preferencias de sus seguidores. Con estos mimbres, es fácil adivinar el resto de la historia, escrita en los rostros risueños de quienes, ya al amanecer, se habrán topado con los presentes situados al pie de la chimenea, del árbol, del Belén, o en cualquier otra dependencia de cada casa en la que unos sencillos zapatos encarnan la identidad del agasajado.