Ayer sábado, a las ocho de la tarde, los laredanos y laredanas se han congregado en la Plaza de la Constitución de la villa para asistir al colofón del Carnaval. “La bacanal de Don Carnal y los traidores de la famélica”, a cargo de Aldaba Teatro ha comenzado su representación en el balcón del antiguo ayuntamiento, convertido en escenario para la ocasión. Haciéndose un hueco entre los presentes, Don Carnal y los traidores de la famélica han llegado a la plaza consistorial recitando su letanía ante el público y la sardina, que aguardaba su destino.

Entre cánticos, los integrantes de Aldaba Teatro se han adueñado de la escena y han reivindicado los placeres mundanos frente al recogimiento virtuoso y penitente de la Cuaresma. Dentro de su escenificación, con gran presencia de chistes que desgranan sus experiencias con la lujuria, Don Carnal y sus seguidores han lanzado un mensaje que recupera el espíritu renacentista con su “Carpe Diem”, fiel a la importancia de divertirse en el momento.

Una escena tenebrosa con enormes calaveras y un cementerio iluminado, han ambientado la algarabía y desenfreno de Don Carnal y los traidores de la famélica con sus versos ensalzando el disfrute mundano.

Tras la interpretación, los personajes carnavaleros y un gran número de viudos y viudas han acompañado a la sardina que ha desfilado por las calles pejinas al ritmo de las bandas de música locales (la peña “El Tío Simón”, el grupo “Los Pejinos”, la peña “El Ruido” y la agrupación “La Salvé”). Una numerosa comitiva de la que han formado parte la alcaldesa de Laredo, Charo Losa, la concejala de Festejos, Eva Blanco y el edil de Políticas Sociales, Juanjo Revuelta, junto a muchos laredanos y laredanas de luto que han seguido a la sardina en su camino a la playa.

Ya en el interior de la Salvé, en una gran pira funeraria, se ha prendido la sardina. Mientras el fuego iluminaba la playa, Don Carnal y los traidores de la famélica han acompañado con sus cantos la quema de la sardina que ha puesto fin al Carnaval de Laredo. Un año más, la sardina ha desaparecido entre las llamas, rodeada de sus vecinos en la playa, bajo los fuegos artificiales, arropada por todos los presentes mientras ha escuchado los rezos de la letania en su memoria.